En esta aventura queridos lectores se combinan 3 de las caracteristicas más importantes de Ané, su placer al viajar, su mente distraida y su eterna blancura de las piernas.
Cuando nos graduamos de la universidad decidimos hacer un viaje a Nueva York Gaby, Ané y yo, después de mucha planeación estabamos listas para conocer la Gran Manzana con todo lo que eso implica, Broadway, shopping, Soho, museos, Central Park... en fin todo lo que NYC tiene para turistear.
Ané le platicó a una de sus tías que iriamos y su tía le pidió que si encontraba en algun super por allá una crema bronceadora de Dove se la comprara ya que en México no la encontraba en ningún lado. Ané como siempre, se entusiasmo con el encargo: "Patricia! si encuentro esa crema de mi tía de seguro me compro una para mi! ya estoy harta de ser blanca transparente! no se vale! Así que hay que echarle ganitas a la búsqueda de esa crema maravillosa que me hará lucir un bronceado aunque sea fake"
Ya en NYC no faltó la visita obligada a todos los supers que nos topabamos para encontrar la famosa crema, por ahí del tercero Ané gritó de la emoción: "Niñaaas!!! por fin! aqui estaaa! mirenla!! y miren que botes tan grandes hay!! son como de 2 litros! que emoción!!"
Como Ané no tiene llenadera compró un bote para su tía y 2 botes gigantes para ella, "con esta cantidad de autobronceador parecerá que voy a la playa cada fin de semana durante todo un año" pensó Ané.
Al día siguiente en nuestro hotel/depa en Nueva York Ané se levantó primero que todas a bañarse muy feliz con su bote gigante de crema bajo el brazo lista para la primera aplicación. Salió del baño encantada porque además de todo olia rico la crema! y Ané adora los olores ricos, nada podía salirle mal.
Mientras Gaby se bañaba Ané decidió prepararse algo de desayuno asi que se sirvió cereal en un plato en nuestra cocineta, comió feliz y llegó el momento de lavar su plato, abrió la llave de agua puso sus manos y me dijo: "Oye Patricia, esto esta muy extraño... no he tocado el jabón y ya sale espuma de mis manos... como porqué será? no me parece nada normal..."
Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que su fabulosa crema bronceadora era en realidad shampoo con destellos luminosos, y no solo eso sino que Ané estaba totalmente cubierta de shampoo, de los pies a la cabeza.
"Ay nooo Patriciaaaa y yo que compré ochenta botezasos!!! y que me embadurné con tanta alegría! Ahora como me la quito? Gaby se esta bañando y la verdad ya siento como que esta crema pica!"
A pesar de que se lo pedí Ané no esperó más, y decidió quitarse el shampoo que tenía en las piernas directamente con la llave de agua de la cocina mientras seguía quejandose de la mala fortuna que tenía y preguntandose que hacer con 3 litros de shampoo con destellos luminosos.
Ané comenta al respecto: "Pues ya que tengo tanto shampoo no voy a andar dejandolo en la Gran Manzana, así pese como el demonio me lo llevo a mi casa porque me lo llevo, al fin shampoo nunca sobra y este huele tan rico! Solo que hay que seguir buscando la crema bronceadora!"
Que divertido!
ReplyDeleteGenial... Esa es anamaría. No más, no menos.
ReplyDelete